“18 emociones diferentes en el rostro es un viaje interior”

 


Una invitación a mirarnos sin filtros, a reconocernos en los gestos de los otros, y a entender que —al final— todos compartimos el mismo lenguaje: el de la emoción.


El rostro humano es un territorio en constante movimiento.


En él habitan la ternura que acaricia, la ira que estalla, la rabia que muerde el silencio y la sensualidad que se insinúa entre sombras.


Allí también se esconde el enamoramiento, tan frágil y luminoso como una promesa; la ansiedad que aprieta el aire; la tristeza que se derrama sin palabras; y la alegría, que estalla como un destello en mitad del caos.
Hay gestos que nos sorprenden —la sorpresa pura, el miedo que paraliza, el asco que rechaza lo que duele—, y otros que nos construyen: la confianza que sostiene, el orgullo que se eleva, el desprecio que nos distancia, o la culpa que nos hunde en el espejo.


Y aún quedan la esperanza que se alza pese a todo, la frustración que arde en los labios, y la curiosidad, esa chispa que nos mantiene vivos.


Cada retrato es una respiración detenida.
No hay máscaras, solo verdad.
Cada mirada revela una emoción distinta, un instante en el que el alma se asoma sin pedir permiso.

 

error: ¡El contenido está protegido!